Hombres y mujeres dentro de un baño público, cómo mantener la higiene adaptada a la diferenciación de género dentro de un baño público.
Desarrollo de producto en función del género
Cada vez más se tiende a desarrollar productos enfocados a distintas necesidades. Buscando una diferenciación de genero en distintos sectores. Una de las más específicas se encuentra en los servicios públicos, ya que dependiendo si eres hombre o mujer cada vez se dan más soluciones enfocadas al uso que dan de este espacio público y a su vez privado.
Nuestra propia ergonomía nos indica de que manera es más sencillo proceder a liberar la vejiga y, dando vueltas a este tema, han aparecido productos que animan por ejemplo a las mujeres a orinar como hombres en vez de dar soluciones específicas a cada necesidad.
Es de todos sabido que cuando las mujeres vamos al baño nos tenemos que sentar para cualquiera de las opciones. Eso, a su vez, involucra un sistema de vigilancia distinto: hay que cerciorarse que la taza esté limpia, seca y asegurada a la base, siempre. Los hombres desconocen el suplicio que tenemos que pasar cuando alguna de esas tres condiciones falla. No falta quien forre con dos y hasta tres camadas de papel higiénico todo el perímetro de la taza, o las más atléticas que se sostienen con la fuerza de sus piernas para evitar todo tipo de contacto con el artefacto de descarga. No hay que ir tan lejos: cuando falta un simple gancho para colgar el bolso, ¿dónde la ponemos?, Si el rollo de papel no la aguanta, se va a caer al suelo, y si el suelo está sucio.
Evolución de la higiene de los servicios públicos
Si echamos la vista atrás hace 5 o 10 años no era tan habitual encontrar servicios con contenedores de higiene femenina o tapas higiénicas o líquidos para higienizarlas y poder sentarte con cierta seguridad.
Las propias empresas de servicios de higiene han ayudado a espacios públicos a diferenciarse y ahora hay entornos como el de la restauración en el que casi un 80 % cubre estas necesidades básicas, aportando valor a su negocio principal.
La realidad es que según estudios de opinión que realiza por ejemplo SCA el entorno de la limpieza está visualizado como un dominio femenino.
Las mujeres tienden a preocuparse y valorar más la higiene tanto en espacios públicos como privados.
El baño público es una zona donde lo privado y lo público convergen, ya que es un acto eminentemente privado en una zona por la que pasa numeroso público.
Lo político, en cambio, entra en la ecuación cuando la infraestructura pública genera exclusión y cuando el espacio compartido de convivencia e interacción dificulta la integración de grupos y personas. De aquí viene la especialización y diferenciación de los baños adaptados a su género. Y también lo que consideramos políticamente correcto.
Cada vez se desarrollan más productos específicamente pensados para cada sexo y se valoran una serie de puntos a tener en cuenta dentro de un servicio público, como el de tener un colgador o gancho para sujetar bolso o compras.
Sorprendente es también ver que la gran mayoría de las mujeres, 7 de cada 10, no hablan de la menstruación con sus parejas, en cambio es algo natural dentro de un servicio público. Aquí es cuando se percibe la diferenciación de genero y sus necesidades.
Podemos concluir que el hombre y la mujer en el ámbito de la higiene no tienen nada que ver y en la higiene dentro del cuarto de baño aún menos; nuestra morfología ya nos orienta hacia unos usos y costumbres y, viendo que eso no va a cambiar, las empresas deben adaptarse a estas necesidades para poder mantener un entorno lo más limpio y libre de gérmenes posible.